jueves, 29 de mayo de 2014

LOS NIKIS


Grupo español de pop punk formado el año 1980 en Algete (Madrid) e integrado por Emilio Sancho (voz), Joaquín Rodríguez (bajo), Arturo Pérez (guitarra), Rafael Cabello (batería, 1980-1983), Johnny Canut [también conocido como Juanito] (batería, 1983), Daniel Parra (batería), Santi de la Quintana (batería).


Adorados por su público y sospechosos para la crítica, Los Nikis jamás disimularon su esencia. Los Ramones de Algete sintetizaron el espíritu desenfadado de una época, la transición y La Movida, con los ingredientes básicos del punk-pop ramoniano, presentándolo en la acepción más divertida del gamberro término. Aptos para todos los públicos y ajenos a la trascendencia, Los Nikis cruzaron la década de los 80 a su bola. Su libertad quedó plasmada en el recuerdo de quienes vivieron sus conciertos, y en unas grabaciones que, precisamente por la sencillez de producción y planteamientos, conservan, más de tres décadas después, sus propiedades vitamínicas. La formación original de Los Nikis, que con los años sólo cambiará en la batería, aparece en escena con la década de los 80, divulgando una primeriza maqueta que testimonia de frente y sin contemplaciones el gen brincador, el punk ramone y la lírica chistosa de un grupo adhesivo. Se hacen visibles en 1980 -precisamente el año en que nos visitaron Los Ramones- a través de esporádicos conciertos y la comparecencia en la primera edición del Concurso Rock Diputación de Madrid. Allí los injertan en un multitudinario cartel, en Las Ventas, repleto de formaciones emergentes como Aviador Dro o Los Elegantes. Comparecieron casi 150 grupos y los de Algete quedaron lejos de las votaciones privilegiadas por el jurado (venció Gigante), aunque la crónica de El País del 29 de junio les citó entre lo más destacado de la noche.



El repertorio de los bolos de aquel periodo incluye ya algunas de las cimas de su posterior discografía, y el acento ramoniano sería enfatizado con la adaptación en vivo de “Sheena is a punk rocker” (“Rosa es punkosa”), "I wanna be sedated" ("Quiero que me hipnotices") y "You're gonna kill that girl" ("Te voy a asesinar"). También versionan “La chica ye-ye”, constatación de los vectores, tan diáfanos como eficaces, que componen la gramática niki. Primos cercanos de Kaka de Luxe, el grupo despacha desvergüenza e inmediatez; irreverencia jocosa en las letras y una imagen de transparente diversión: no se tiene constancia de una foto de Nikis con semblantes serios.


La que sería denominada Edad de Oro del Pop Español se abre paso con la década, con furor capital en Madrid, y Los Nikis cultivan desde primera hora una parroquia fervorosa, contagiada de su anfetamínica receta. En 1981 ya les sobrevuela el apodo de "Los Ramones de Algete". En ese estadio iniciático, el grupo, compañero habitual de cartel de Los Pegamoides, registra dos maquetas. La segunda de ellas se materializaría en un primer EP La amenaza amarilla /Tic Tac, 1981). El tema titular es definitorio: un minuto y veinticuatro segundos de paranoico terror asiático. Las canciones “Ernesto” -el primero de su galería de personajes caricaturizados, capaz de partirte la cabeza con un tiesto, con coros de Beatriz, de Los Negativos-, “Medicina nuclear” y “Negocios sucios”, completan el traspaso a vinilo de la fórmula niki. Su cotización referencial crece y el grupo consolida su nombre en la efervescente escena madrileña de la época.


La segunda andanada discográfica llega también en forma de EP en 1982, bajo el nombre de Sangre en el Museo de Cera (Tic Tac, 1982). Esta canción funciona como el reverso burlesco de la onda siniestra que está por venir -no para ellos-, que introduce una veta de guitarra afterpunk con una letra retranca sangrienta y ecos de The Cramps. El disco ratifica la popularidad de la banda e introduce en la letra “Venganza”, la ironía histórica que sobrevendrá después. La canción narra un imaginario desquite de la Armada Invencible en tiempos de Felipe II, contra la derrota británica. Da fé el mismísimo Jaime Peñafiel. “Pasión por los decibelios” contrasta preciosismo sixtie con un atronador y fugaz estribillo que retrata el amor por el ruido. Esta canción es metáfora de la intensidad de la actividad musical del momento. El dinamismo del mercado discográfico permite que Lollipop reedite los dos EP ese mismo año, aunque con diferentes portadas. Los Nikis afrontan otra etapa.

En 1983 se produce el primer cambio relevante de la formación, cuando Rafa decide dejar la música para convertirse en piloto y deja las baquetas Johnny Canut, hermano de Nacho, procedente de Parálisis Permanente. Entretanto, la difusión niki crece a través de su regreso a las tablas, en un abarrotado Rock-Ola, y apariciones en La Edad de Oro y Pista Libre. Paralelamente, el grupo se asocia con Alaska y Ana Curra en el efímero proyecto Negros S.A., autor de un único maxisingle de dos canciones, Sabana, sabana/El Dr. Livingstone, supongo (Lollipop, 1983).

Y así transcurren un par de años poco productivos en cuanto a nuevo material. A destacar la versión que graban del “Greenfuzz” de los Cramps (adaptación de la adaptación, pues originalmente pertenecía a Randy Alvey & The Green Fuzz), por encargo y para el programa de televisión Caja de Ritmos de Carlos Tena, rebautizada como "El hombre del abrigo gris". Desarrollando una carrera menos veloz en producción que en estilo, Los Nikis cambian de discográfica y siguen desenvolviéndose a golpe de EP con la publicación en 1985 del maxi Olaf el Vikingo (DRO/Tres Cipreses, 1985), que incluye el hit titular, o la también muy popular “Mi chica se ha ido a Katmandú”, su particular crónica de un corazón roto.

El terreno está abonado y llega la hora de dar el esperado paso adelante, que se produce con la publicación del LP Marines a pleno sol (DRO/Tres Cipreses, 1986), lanzadera de la etapa álgida del grupo y cuyo nombre es copiado de un artículo que ABC publicó a propósito de Los Nikis. Gamberra y accesible, pero dotada de mayor nitidez, la música de Los Nikis se cuela en el recoveco del circuito comercial de la mano de El imperio contraataca, el mayor hit de su carrera, con videoclip y difusión en Los 40 Principales. 


La canción y su repercusión merecen un capítulo aparte. Un imaginario renacer imperial que somete y coloniza con costumbres cañís al mundo entero, de Las Vegas a la Europa del Este, se convertiría involuntariamente en himno de personas de la extrema derecha, y en objeto de sospecha para el establishment de izquierdas. La ridícula polémica ha exigido explicaciones a los componentes del grupo, que por una vez han llegado a abjurar de su proverbial ironía para dejar bien claro que "El imperio" “es una parida, como todas nuestras letras, sin ningún significado político” (Joaquín, el compositor y primer portavoz, en una entrevista al portal web popes80). Quizás la canción más coreable de su repertorio, el single catapulta a Los Nikis, una banda ajena a los cánones de imagen de aquella época de tribus, ajena a la transversalidad.



Marines reactiva así al grupo, que encadena otro single-viñeta infeccioso, 10 años en Sing-Sing, y varias versiones transfiguradas: convierten "Green door" de Jim Lowe en “La puerta verde” y “A Song from under the floor” de Magazine en “Canción de la suciedad”. El sonido marca de la casa explota en directo con el concierto ofrecido ese año en Caminos y junto a Los Vegetales, sus hermanos de alma. Firmemente establecidos en la escena, Los Nikis son reclutados para la colección "El pecado original" (DRO, 1986) con la que DRO recopila algunos clásicos de La Movida Madrileña.

Aportan las peripecias geográficas de “Rumbo a Manhattan” y “Mi chica se ha ido a Katmandú”. En esta época se suceden los meses de mayor actividad en la carretera de Los Nikis, un grupo que ha trascendido la escena madrileña y es conocido a escala nacional. Lejos de granjearse un público selecto, el desenfado del grupo pica fans de distinta condición. Ayuda a ello el hecho de que no se encasilla en ninguna facción de la época. Su pop-punk, en cualquier caso, sigue siendo de escuela.


La siguiente grabación ve la luz en 1987. Se trata de un mini-LP de ocho canciones titulado Submarines a pleno sol (Tres Cipreses, 1987). El single Brutus vuelve a colocar a Los Nikis en las frecuencias de Los 40. El humor sigue omnipresente en los surcos del álbum, adornado con una recreación del “Bandido” de Miguel Bosé. Los fans no sospecharon entonces que con La Movida ya languideciendo, Los Nikis estaban próximos a despedirse.


Se irán como vinieron, con la década: en 1989 se publica el álbum La hormigonera asesina (DRO/Tres Cipreses), otro título de tebeo marca de la casa, que insiste en las singulares adaptaciones de temas ajenos (“Agradecido” de Rosendo) y una reiteración de la fórmula que ya suena a agotada. No es óbice para colar un último éxito en las ondas: Por el interés te quiero Andrés. La limpieza de las guitarras y un coro pegadizo sirven una ración más, tan simple como incontestable, de género juvenil paladeable en dos minutos y medio. Es la producción más sofisticada de un grupo que estilísticamente camina a piñón, con las bromas negroides de “Voy a Benidorm” (particular revisión del “Born to be alive” de Patrick Hernández) y No vuelvo a ir a Benidorm (el “Rhythm of the rain” de los Cascades), siempre cómodo en su reconocible chiste fácil.


En una entrevista a ABC, Joaquín dedica el álbum a los albañiles -en la portada el grupo posa de este guisa, como una parodia de aquella etapa de Dexys Midnight Runners-, y reafirma la singularidad de una gente poco abonada a los tópicos del rock. Sugiere que habrá otro disco en el 93, pero el piloto no habla en serio. Y así, un concierto en diciembre de ese año en la sala Chinatown echa el cierre a la etapa del glorioso pasatiempo que fue la música para los componentes de Los Nikis.


Pero la vocación, claro, no se borra. Tampoco la huella que dejó la banda entre la afición de los 80. De ahí el capítulo final del grupo, construido a partir de las composiciones que Joaquín fue acumulando durante los años y que fueron recopiladas en Más de lo mismo (Hormigonera, 1998), trabajo publicado en 1998 y de distribución propia. Algunas letras rezuman un deje inevitablemente nostálgico ("Tina, Tina / toma dexedrina / y las toma sólo para adelgazar. / Haz como hizo Sheena / tú puedes ser un poco más punk"), y no faltan la versiones de rigor (“Mamma mia” de ABBA y “Ahora sé que me quieres”, de Fórmula V con letras adaptadas marca de la casa. 



Más de lo mismo, en efecto, aunque esta vez sólo para un puñado de fieles. Desde entonces, Joaquín es reclamado periódicamente para testimoniar en diversas retrospectivas acerca de aquellos maravillosos 80, y ha vuelto a la actividad musical a través de Los Acusicas, proyecto que comparte con el ex-Vegetales Mauro. También estuvo presente, cómo no, en el concierto-despedida del Diario Pop de Ordovás.


Además, Los Nikis han sido homenajeados en distintos discos tributo, tanto en "Salvaje pasión" (Brutus, 1998), con versiones a cargo de Los Fresones Rebeldes, Intronautas y un montón de grupos psychobillies, como en “Los Nikis Tribute - Diez años en Sing Sing” (Música Para Top, 2004), una desigual colección a cargo de compañeros generacionales de los de Algete (Intronautas, Los Inhumanos, alumnos (El Canto del Loco) y jóvenes valores del punk rock patrio (Airbag), a quienes precisamente telonearán el 1 de octubre de 2011 en Madrid con motivo de la presentación de "Manual de montaña rusa" (Wild Punk, 2011)donde también colaboran. De entre los varios álbumes recopilatorios de Los Nikis, merece la pena destacar los titulados Mi chica se ha ido a Benidorm (DRO/Tres Cipreses, 1995), Los Nikis 1981-1989 (DRO, 2001) y el estuche de 3 CD's Discografía básica (Tres Cipreses, 2001). 


Fuente: lafonoteca.net/Marín Deciso
Fotografía: mixtapelovers.com
Carátulas discos: lafonoteca.net/discogs.com/todocoleccion.net



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